Elefantes. Morados. A doble cara. Rebajados un 70%. Amor a
primera vista.
Tenía que comprarlos. Tenía que coserlos. Tenían que ser una bolsa si o sí. No, mejor una mochila.
Una mochila de viaje, porque en las vacaciones mi tamaño
estándar se queda algo pequeño para llevar la botella de agua y el pañuelo
dentro.
Mochila #AMiManera, claro. ¿Pero dónde poner los elefantes
para que se vean en todo su esplendor?¿Bolsillo delantero o cuerpo principal?
No. Lo principal son los elefantes. Sin bolsillo. Que se vean bien.
Además ese bolsillo es el que uso para llevar las llaves y
en vacaciones no las llevo, así que todo cuadra perfecto.
Me apetece una mochila más de gincha, menos dulce como las
otras. Voy por fases, será el verano.
Tengo una tela maravillosa, regalo de
Pajarito Piticli, para
el interior central y otra que me regalo
Descosida en el Sewing Camp para el bolsillo trasero.
Cremalleras recicladas. Cinta de
The Sewing Cat. Y Voilá. Mi mochila hecha
realidad.
Esta vez si le puse bolsillo interior con cremallera para
meter dentro la cartera y tenerla a la vez localizada y segura.
Este tamaño es un poco más grande que las dos anteriores,
que podéis ver
aquí y
aquí, es como la de
Con Mis Manitas.
He experimentado un poco con la tira que me sirve para
usarla esporadicamente de bolso. No quería renunciar a ella porque en las
ocasiones que la uso me resulta muy útil, pero pensé que en esta mochila la iba
a usar poco así que no le puse mosquetón y la deje fija. Menos peso y más
comodidad, lo único que cuando la llevo así no puedo esconder los tirantes de la
mochila, pero vamos, que en este caso me daba igual.
La próxima vez tengo que acordarme de poner el piquete en
el mismo lado hacia el que cierra la cremallera para poder enganchar mi “antirrobo” y
evitarme el apaño que tuve que hacer aquí.
Solo le pongo una pega, la tela se estropea mucho con el
roce. No digo que haga pelotillas (lo retiro, sí que las hace), pero ya está desgastada por el lado
interior, se nota la diferencia con el exterior, y tampoco es que me haya dado
tiempo a usarla tanto.
Últimamente no tengo buena suerte con las telas, vaya racha
que llevo. En esta me da especial rabia porque compré dos metros con intención
de regalarlos y ahora me da vergüenza regalar eso.
En fin. Que la mochila me va fenomenal y que la pienso
disfrutar mucho.
¡Ah! Se me olvidaba. Un par de chapas para decorar y romper
tanta uniformidad sin robar protagonismo. “No soy Superwoman, soy una
Malamadre” y otra que mi propia cosecha que hice con un retalito que me sobró
de hacer
esta camiseta.